viernes, 29 de julio de 2011

¿Hay más tips para motivar una respuesta mental que resulte en un cambio de vida?


Ahora que hemos hablado sobre la música, y decidido no permitir que la banda ahogue las palabras, ¿qué sigue? Mucho trabajo, así que comencemos.
Conoce el mensaje: ¿Por qué es que la congregación parece no fijarse en las palabras de los himnos o canciones? Ellos parecen estar contentos solo con disfrutar de la música. Una razón es que nosotros, los directores, realmente no sabemos lo que dicen las letras. No hay manera en que podamos transmitir las ideas de las letras, si no estamos seguros de lo que se está diciendo. ¿Recuerdan Colosenses 3:16? Primero dejamos que la Palabra de Dios more en nosotros. Se supone que el director aclare las ideas detrás de las canciones. ¿Realmente sabemos lo que las alabanzas están diciendo? Si no es así, no podemos guiar el pensamiento con el contenido de las letras. Peor que eso; cantamos canciones que pudieran no estar doctrinalmente correctas. Cantamos “Renuévame” todo el tiempo. ¿Nos damos cuenta de que la canción dice que todo en nosotros necesita ser cambiado? ¿No tenemos el Espíritu? ¿No tenemos la nueva naturaleza? No todo necesita ser cambiado. Las letras, ya sean prosa o poesía, son cantadas. Así como cualquier cantante sabe (o debería saber), la forma en que cantamos una canción le da la interpretación a las palabras. Un buen cantante no solo sabe las palabras, sino también la idea que él o ella está tratando de transmitir. La música congregacional no es diferente. Si el director no conoce el mensaje, él o ella pueden conducir a la congregación hacia la idea equivocada.
Transición: Necesitamos tener transiciones (puentes) entre alabanzas y porciones del servicio. Una transición es una corta introducción que conecta una canción con la siguiente, y también con todo el servicio. Dije corta. La transición no es un tiempo de predica. Es solo para atraer la atención a las letras, no para sermonear. Recuerden que el líder de la alabanza debe dejar la predica al predicador. (De manera similar, el pastor debe dejar las alabanzas al líder de la música). Hay veces en que no queremos una transición para cada canción. Podemos tener una cadena de canciones, pero tendremos una introducción antes de la primera alabanza. Mientras no hayamos obtenido experiencia con las transiciones, debemos escribirlas. Recuerden que el propósito de la transición, es llevar la atención de la congregación a las letras. Hagan preguntas que activen el pensamiento acerca de las palabras. No digan, “Piensa en el mensaje.” Di, “Miren cómo es descrito Dios en el verso dos.” O, “¿Recuerdas cuando el Señor te ayudó a través de un tiempo difícil? Cantemos “Cuán Grande es Él.”

Escribe introducciones y conclusiones: Escribe la introducción para el principal contenido de la alabanza del servicio, y escribe la conclusión. La conclusión también puede ser la introducción para el mensaje. Escribimos la introducción y la conclusión, así que no decimos mucho. El mismo consejo se aplica para el predicador. Destruimos un buen servicio de alabanza (y un buen sermón) al no saber cuándo detenernos. El escribir tu conclusión te evitará divagar.
Redirige la atención de la congregación hacia la letra: Ayuda a la gente a quitar de su mente los problemas de la vida diaria, y enfócalos en el Señor. Observa sus rostros para saber si se están concentrando en la alabanza. Si no, haz algo. Los rostros de la gente son el mejor indicador de su concentración, y no el volumen de sus cantos. Cambia la velocidad de la canción, haz preguntas a la agente, o dales algo en que pensar mientras cantan. Cosas como: hacer que todos los varones canten, o todas las mujeres, puede ayudar a regresar su concentración en las letras. Esto, sin duda, puede ser usado excesivamente, pero es eficaz. Un grupo escucha al otro y oye las palabras. Haz que los instrumentos dejen de tocar y deja que la gente cante sin acompañamiento. Si lo haces, los líderes de la alabanza también dejarán de cantar. Cuenta una corta historia acerca del himno o la canción. El himno “Celebremos Su Gloria” tiene varias de estas historias.
Dirige el canto: En las iglesias actuales, estamos perdiendo el arte de dirigir las canciones. Estamos siguiendo a la banda como si fuera una pista. No estoy hablando de agitar nuestras manos al compás de cuatro cuartos. De hecho, es mejor no usar un patrón a menos que la banda lo necesite. Todo lo que realmente necesitamos, es el compás de entrada. Me refiero a dirigir a la congregación como un coro. Podemos acelerar, aminorar la velocidad, acentuar una palabra y bajar el volumen. Cada vez que hacemos un cambio, necesitamos dirigirlo con nuestras manos. Otra forma es, usar tus manos para enfatizar el mensaje. No cierres tus ojos. Si lo haces, estarás cortando la comunicación con la congregación. Todo esto es con el propósito de obtener una mayor comprensión del mensaje. Realmente funciona. Podrías pensar que como tú no eres un músico capacitado, no puedes dirigir. La capacitación musical ayuda mucho, pero esto también puede ser hecho por alguien sin preparación musical. Cuando realmente dirigimos, lo que hacemos es controlar la música, en vez de dejar que la música nos controle a nosotros. Controlamos la música para que la música magnifique las palabras

No hay comentarios:

Publicar un comentario